“No existe un estudio que demuestre una eficacia clara, pero sí indicios de que podría ser beneficiosa en síntomas como la espasticidad, el dolor y en los trastornos urinarios. No me parece mal que se hagan estudios para poder prescribirla de forma muy individualizada, pero no a una amplia población de pacientes”, puntualiza Xavier Montalbán, responsable de la Unidad de Neuroinmunología Clínica del Hospital Valle de Hebrón de Barcelona.
“No es un medicamento mágico”, apostilla Alfredo Rodríguez Antigüedad, coordinador del grupo de estudio de enfermedades desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología, aunque considera «positivo» que esté disponible para algunos casos. “Desde el punto de vista científico, su efecto es pequeño, pero si mejora la calidad de vida y algo la espasticidad, pues vale”, agrega el especialista.
Extraído de Suplemento de Salud 604 de El Mundo.