Antes de empezar a consumir marihuana pesaba 38 kilos. Sufro con frecuencia ataques de migraña y epilépticos y cuando los tengo huelo un olor químico. Debido a este olor no puedo contener nada de lo que como o bebo, muchas veces ni siquiera el agua. Cuando enfermé tanto, cambió mi vida por completo. A veces es tan grave que no soy capaz de contener las lágrimas, porque siento tanto dolor y tengo tanta hambre, que no puedo comer nada. Mi marido, John, estaba cansado de ver como me mandaban de médico en médico sin que cambiara nada. Estaba tan enferma que parecía una muerta. Y también me sentía como tal.
Epilepsia
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